Los saltarines (familia Pipridae) son unas pequeñas aves caracterizadas por sus vívidos colores y complejos rituales de cortejo. En este artículo revisaremos algunos estudios que abordan el fenómeno de selección sexual por parte de las hembras.
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Una de las formas de explicar comportamientos y características extremas en las especies es mediante el concepto de selección sexual. Este postula que ciertos rasgos presentados por un sexo pueden ser influenciados por el sexo opuesto.
Por ejemplo, si un macho quiere reproducirse con una hembra, y esta prefiere machos ágiles y que presentan movimientos complejos, esta solo se reproducirá con los que cumplan con los requisitos. Esto con el tiempo irá creando una presión de selección, pues únicamente los machos adecuados podrán pasar sus genes a la siguiente generación.
El caso de los saltarines
Algo similar ocurre con muchas especies de saltarines, en los que al parecer, las preferencias de hembras por bailes complejos de machos ha ocasionado que estos adquieran capacidades motoras bastante notables.
Los saltarines viven en centro y suramérica, y son por lo general aves de tamaño pequeño, con dimorfismo sexual (machos diferentes a las hembras), y rituales de cortejo bastante complejos, que implican bailes, piruetas e incluso aleteos que producen sonidos vocales (como en el saltarín relámpago).
Para que una especie pueda realizar movimientos complejos y ágiles necesita un control motor destacable, esto hace necesario un cerebro de mayor tamaño. Esta relación entre capacidad motora y tamaño cerebral ha sido probada en muchos otros grupos de especies, incluídos los humanos, en los que se afirma que ha ocurrido un proceso de selección sexual hacia capacidades motoras destacables, como lo son el uso de herramientas o la habilidad de bailar.
Para saber si la complejidad de los bailes de cortejo está relacionada con el tamaño cerebral de los saltarines, 4 investigadores realizaron un estudio en 2014 en el que compararon las descripciones de bailes de 12 especies de saltarines con el tamaño cerebral que estos presentaban. Para esto, asignaron un grado de complejidad al baile de cada especie, basado en el número de movimientos, piruetas y otros factores.
Lo que encontraron fue que para machos de especies de bailes menos complejos (Dixiphia pipra), la masa cerebral relativa fue menor a la de especies con bailes más complejos (Manacus vitellinus, Manacus candei) [4].
El cerebro de las hembras
No solo los machos tienen un cerebro más grande. En el saltarín barbiamarillo, por ejemplo, las hembras también han aumentado su tamaño cerebral. ¿Cuál es la razón? Al parecer, esto les permite evaluar correctamente los despliegues hechos por los machos.
Otro estudio [1], realizado en el año 2011, se centró en el baile de cortejo del saltarín barbiamarillo (Manacus vitellinus). Los investigadores realizaron grabaciones de alta velocidad para capturar en cámara lenta los movimientos de cortejo del saltarín barbiamarillo (puedes verlos aquí). Durante su despliegue, esta ave ubica tres tallos cerca del suelo, y de forma ágil se posiciona sobre cada una de estos, al tiempo que emite un chasquido con sus alas.
Los resultados del estudio muestran que las hembras se aparearon con los machos que realizaron ciertos movimientos específicos de forma más rápida, pudiendo notar diferencias de hasta 10 milisegundos. Las hembras pueden hacer esto gracias a tener más desarrolladas las zonas del cerebro relacionadas con el procesamiento visual.
Al elegir machos más rápidos y precisos, las hembras parecen estar seleccionando su capacidad motriz, además de una buena condición cardiovascular, esto último ya que el despliegue de los machos es bastante costoso en términos de energía, llegando a acelerar el corazón hasta picos de 1374 latidos por minuto.
¿Qué tan diferentes son los cerebros de machos y hembras en Manacus vitellinus?
Para responder esta pregunta, investigadores estudiaron la estructura cerebral de machos y hembras de saltarín barbiamarillo [2]. Encontraron que los machos presentan un hipocampo y arcopallium más grande que las hembras. El hipocampo está relacionado con el aprendizaje espacial (lo que puede ser útil para reconocer y recordar apropiadamente el sitio de realización del despliegue). El arcopallium, por su parte, sirve para controlar patrones complejos de movimiento, como los que hace el macho cuando se desplaza de manera ágil entre ramas.
Las hembras presentan un tamaño mayor en una región llamada mesopallium ventrolateral, que sirve para el procesamiento visual, permitiendo a las hembras seguir con su mirada los movimientos el macho de una forma precisa, y juzgar su despliegue de acuerdo a pequeñas variaciones.
El rol de la testosterona
La testosterona es una hormona sexual presente en una gran variedad de vertebrados. Está asociada con la reproducción y con el desarrollo de características sexuales en los machos. En el caso del saltarín barbiamarillo, se ha encontrado que durante la temporada reproductiva se produce un incremento en los niveles de testosterona en las patas de machos y hembras, lo que puede estar asociado con un incremento en las capacidades motoras necesarias tanto para el despliegue de los machos como para la evaluación de las hembras [3].
La reproducción en estas aves, al igual que en muchas otras que han sido moldeadas por selección sexual, a menudo deriva en que pocos machos sean los que logren aparearse con muchas hembras. Esto selecciona de manera positiva a los individuos con más vigor y descarta a los de habilidades inferiores.
Referencias
Ver Referencias[1] Barske, J., Schlinger, B. A., Wikelski, M., & Fusani, L. (2011). Female choice for male motor skills. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 278(1724), 3523-3528.
[2] Day, L. B., Fusani, L., Kim, C., & Schlinger, B. A. (2011). Sexually dimorphic neural phenotypes in golden-collared manakins (Manacus vitellinus). Brain, behavior and evolution, 77(3), 206-218.
[3] Feng, N. Y., Katz, A., Day, L. B., Barske, J., & Schlinger, B. A. (2010). Limb muscles are androgen targets in an acrobatic tropical bird. Endocrinology, 151(3), 1042-1049.
[4] Lindsay, W. R., Houck, J. T., Giuliano, C. E., & Day, L. B. (2015). Acrobatic courtship display coevolves with brain size in manakins (Pipridae). Brain, behavior and evolution, 85(1), 29-36.