La costa del pacífico colombiano, y en específico la zona del Golfo de Tribugá es bastante conocida por sus playas y actividades como el avistamiento de ballenas. Sin embargo, sus selvas, ríos y cerros albergan una diversidad impresionante. Hoy hablaremos de las especies que se pueden observar en la zona de Nuquí y lugares cercanos.
Al llegar a Nuquí se puede ver el contraste entre la inmensa selva detrás de la playa, que sobresale a veces en pequeños islotes repletos de árboles gigantes, y el amplio océano donde vuelan grupos de pelícanos y cormoranes.
En las playas además, hay algunos hoteles como El Cantil o Pijibá, que han venido implementando paquetes turísticos centrados en la observación de naturaleza.
Selvas de Nuquí
La entrada de estos bosques costeros tiene por lo general bastante actividad de aves, como trogones, loros, tángaras y colibríes. El suelo está lleno de pequeños cangrejos que se esconden entre la hojarasca. Un poco más adentro los cantos de especies como el diostedé (Ramphastos ambiguus), el tucán del Chocó (Ramphastos brevis) y el hormiguero dorsicastaño (Poliocrania exsul) acompañan el recorrido, cantando durante todo el día.
La composición de las especies varía según el lugar, siendo algunos sitios dentro del bosque especialmente diversos en saltarines, con especies como Lepidothrix coronata, Ceratopipra mentalis o Corapipo altera. En otros sitios predominan los loros, como Amazona farinosa o Pyrilia pyrilia, y en algunos claros de bosque varias especies de trogones (Trogon massena, Trogon chionurus y Trogon caligatus) pueden ser observados con frecuencia.
En cuanto a plantas, estos bosques tienen igual o más variedad. Hay árboles de varias abarcaduras, con ostentosas bambas de varios metros de largo. Especies como la palma mil pesos (Oenocarpus batatua) son comunes y sirven de alimento para mamíferos y aves. En las partes más bajas crecen especies de rubiáceas como las Psychotrias.
Estos bosques también son el hábitat de monos aulladores negros (Alouatta palliata) que se encuentran en categoría Vulnerable. Según los lugareños, estos monos son cazados con frecuencia por el águila harpía (Harpia harpyja), que también suele rondar estos bosques, aunque es más común en el municipio de Bahía Solano, donde existe un proyecto de conservación para esta especie.
A medida que se asciende en las pequeñas colinas de la Serranía del Baudó, como el cerro Carrizalito, se puede encontrar una gran variedad de sapos y ranas arlequínes (Atelopus spurrelli, Oophaga histrionica), ranas dardo (Dendrobates truncatus, Andinobates fulguritus) por mencionar algunas; y en las zonas cercanas a humanos hay abundantes ranas del género Craugastor.
Ríos y caños
En este apartado hablaremos especialmente de Río Terco, lugar visitado durante una jornada de observación de aves en 2019, en el marco del Global Big Day. La entrada a este río está sujeta a los cambios de marea. Una vez adentro, es posible observar especies raras como el bobo de Noanamá (Bucco noanamae) o la garza del sol (Eurypyga helias).
A medida que se recorre el caño pueden verse en los alrededores especies como el carpintero del Chocó (Melanerpes pucherani), el cangrejero negro (Buteogallus anthracinus), el mosquero atila (Attila spadiceus) o el pichí bandeado (Pteroglossus torquatus). Otras personas han registrado incluso la cotinga blanca (Carpodectes hopkei) cerca de este lugar.
Mucho más adentro, atrapamoscas como Terenotriccus erythrurus y Myiornis atricapillus pueden ser observados a la orilla del río. Muchos de estos afluentes están conectados a senderos que se adentran en el bosque y salen luego a la playa.
Playas de Nuquí
Caminar por las playas de Nuquí es encontrarse constantemente con crustáceos, lagartos, andarríos, cormoranes y otras especies de órdenes variados. En cuanto a los cangrejos, pueden verse especies como el cangrejo playero (Ocypode gaudichaudii), el cangrejo de tierra (Gecarcinus quadratus) y la zapaya (Grapsus grapsus). En lagartos se destaca el basilisco occidental (Basiliscus galeritus), el anolis verde (Anolis chloris) o la ameiva centroamericana (Holcosus festivus).
En la noche, cuando la marea está baja, es posible ver especies marinas atrapadas en pequeñas charcas permanentes. Algunos mamíferos como la chucha de agua (Chironectes minimus) aprovechan para pescar. Al mismo tiempo, se oye el canto de los búhos en la orilla de las cañadas.
Los jardines de los hoteles y casas que quedan cerca de la playa atraen especies como mieleros patirrojos (Cyanerpes cyaneus), tángaras (Tangara inornata y Stilpnia larvata) y varios tipos de colibríes como el ermitaño del Pacífico (Phaethornis yaruqui), el colibrí patirrojo (Chalybura urochrysia) y el hada coliblanca (Heliothryx barroti).
Cabe aclarar que las especies mencionadas son solo una parte de la inmensa diversidad que esta zona alberga. En cuanto a las aves, según un estudio del Instituto Humboldt, el municipio de Nuquí puede haber hasta 496 especies, que sumadas a la gran variedad de mamíferos, insectos, plantas, hongos y especies marinas, hacen de este un verdadero paraíso natural.
En Nuquí los días se pasan como si nada, y entre los arreboles, los aguaceros y los encuentros inesperados con la biodiversidad van transcurriendo los días de manera insospechada.
Te invitamos a cuidar este lugar en caso de visitarlo, y a seguir regando la semilla de la conservación en un país cuya biodiversidad necesita urgente protección.